Llueva o nieve. Haga frío o calor. El éxito de los programas de prensa rosa permanece en niveles elevados desde hace varios años. Parecía que con la caída de “Aquí hay tomate” en 2008 su reinado daba a su fin. Pero nada más lejos. Los programas de prensa rosa tienen ahora más audiencia que nunca, y su peso en la parrilla crece en lugar de decrecer. “Sálvame”, de cuatro horas de duración, es el programa más representativo de Tele5. Como dato positivo no olvidemos que la supremacía de “Sálvame deluxe” ha terminado por hundir “¿Dónde estás corazón?”.
Otro forma de televisión que parece consolidarse son los realities. A los clásicos como “Gran Hermano” (rival del Telediario2 y “Cuéntame”) y “Supervivientes” (de Tele5, cómo no) se les une una nueva generación: los docurealities. Programas como “Curso del 63”, “Princesas de barrio”, “Generación ni-ni”, “Mujeres ricas”, “Hermano mayor”… Y la lista sigue. La intención es la misma que la de los realities (airear la vida privada), pero ahora los concursantes aparecen haciendo su vida normal, a modo de falso documental. Y digo falso porque ninguno de los hechos mostrados es fortuito ni se acerca a la realidad, sino que incluso son una farsa protagonizada por actores (“Princesas de barrio”).
La influencia del género de la farándula y los realities ha dado lugar a un hecho peculiar. Los demás géneros han comenzado a contagiarse de la dramatización de aquellos formatos. Tomando su ejemplo, se tiende a airear cuestiones de las vidas privadas y se convierte en noticia, mediante el morbo, aquello que no lo es. El ejemplo más evidente es el de la información deportiva. Espacios como “Deportes Cuatro” y “La Sexta Deportes” destacan por su dramatización y recurrencia al morbo mezclado con el humor, valiéndose, por ejemplo, de vídeos manipulados (como ya hacía "Aquí hay tomate"). Incluso los diarios deportivos (Marca) parecen seguir esta tendencia.