lunes, 21 de marzo de 2011

Dramatización a expuertas


Llueva o nieve. Haga frío o calor. El éxito de los programas de prensa rosa permanece en niveles elevados desde hace varios años. Parecía que con la caída de “Aquí hay tomate” en 2008 su reinado daba a su fin. Pero nada más lejos. Los programas de prensa rosa tienen ahora más audiencia que nunca, y su peso en la parrilla crece en lugar de decrecer. “Sálvame”, de cuatro horas de duración, es el programa más representativo de Tele5. Como dato positivo no olvidemos que la supremacía de “Sálvame deluxe” ha terminado por hundir “¿Dónde estás corazón?”.

Otro forma de televisión que parece consolidarse son los realities. A los clásicos como “Gran Hermano” (rival del Telediario2 y “Cuéntame”) y “Supervivientes” (de Tele5, cómo no) se les une una nueva generación: los docurealities. Programas como “Curso del 63”, “Princesas de barrio”, “Generación ni-ni”, “Mujeres ricas”, “Hermano mayor”… Y la lista sigue. La intención es la misma que la de los realities (airear la vida privada), pero ahora los concursantes aparecen haciendo su vida normal, a modo de falso documental. Y digo falso porque ninguno de los hechos mostrados es fortuito ni se acerca a la realidad, sino que incluso son una farsa protagonizada por actores (“Princesas de barrio”).

La influencia del género de la farándula y los realities ha dado lugar a un hecho peculiar. Los demás géneros han comenzado a contagiarse de la dramatización de aquellos formatos. Tomando su ejemplo, se tiende a airear cuestiones de las vidas privadas y se convierte en noticia, mediante el morbo, aquello que no lo es. El ejemplo más evidente es el de la información deportiva. Espacios como “Deportes Cuatro” y “La Sexta Deportes” destacan por su dramatización y recurrencia al morbo mezclado con el humor, valiéndose, por ejemplo, de vídeos manipulados (como ya hacía "Aquí hay tomate"). Incluso los diarios deportivos (Marca) parecen seguir esta tendencia.

domingo, 20 de marzo de 2011

Las series: reinas de la tele

Si hay algún ámbito en el que las tendencias en el mundo de la televisión en España han cambiado considerablemente, ése es sin duda la ficción. Para analizar esta evolución, me he detenido en examinar diferencias entre la parrilla actual y la de hace más de 5 años.
Las películas van teniendo una importancia decreciente en las parrillas televisivas. Anteriormente, los estrenos de las películas más taquilleras tenían un hueco de oro en las franjas de máxima audiencia de casi todas las cadenas. No obstante, hoy en día el único espacio que se mantiene fiel al cine es el de las tardes durante los fines de semana. Ya no quedan ejemplos tan claros de películas emitidas en prime time; solamente el “Taquillazo” de La Sexta y las películas de La 1 la noche de los domingos. Además, los resultados conseguidos ya no son tan brillantes como antes.
 
La causa del gran descenso de audiencia de las películas en la televisión es más que evidente: Internet. Mientras que hace más de 5 años poca gente se descargaba películas de Internet, ahora es un fenómeno del todo frecuente.
Pero el mayor cambio llega de mano de las series. Antes, las series de producción nacional eran un fenómeno extraño, y casi siempre vedado al campo de la comedia. Ejemplos como “Los Serrano”, “Aquí no hay quien viva” o “Camera Café” dan buena muestra de ello. Además, las series de ficción emitidas entonces eran mayoritariamente de producción americana (como CSI y House) o hispanoamericana (las telenovelas). “Cuéntame” es la mayor excepción. Pero la tendencia ha cambiado radicalmente en la actualidad. Los canales líderes de audiencia estructuran su programación y, especialmente, su prime time, en torno a dramas de producción nacional. La 1 se ha alzado líder de audiencia, además de por su ausencia de publicidad, por su apuesta por las series dramáticas nacionales, como “Águila Roja”, “Gran Reserva”, “La República” y las novelas del mediodía (“La señora”, “Amar en tiempos revueltos”). Antena 3 hace lo propio con “Física o química”, "Hispania" y “El barco”. La Sexta, por contra, no sigue esta tendencia.


Del gran tirón de las series nacionales también es en gran medida responsable Internet. Y es que al ser series de producción propia las cadenas de televisión se aseguran emitir un producto en exclusiva; lo mismo que sucedió con HBO en EEUU hace una década. Aunque, siendo francos, en las comparaciones salimos perdiendo.

sábado, 19 de marzo de 2011

Telecinqueo III: Japón

Con este post pongo fin a la trilogía del “telecinqueo”. Esta vez trataré un tema más controvertido que los anteriores: el seguimiento del terremoto de Japón, que conforma una de las más sutiles formas de “telecinqueo”.
La catástrofe que Japón ha sufrido a causa del brutal terremoto y del posterior tsunami devastador es de proporciones monumentales. El pueblo japonés se halla en unos momentos de dificultad y desde aquí transmito mi más sincero apoyo a los japoneses, que con toda seguridad serán capaces de reponerse a este duro golpe. Pero los medios, en su seguimiento de esta tragedia, están sobrepasando, aunque sutilmente, el límite de la ética informativa.
La teoría de la agenda setting, más de 40 años después de su creación, está más vigente que nunca. Sucesos como el de Japón o las revoluciones árabes son muestras recientes de ello. Indudablemente, se trata de una cuestión relevante de la que hablar. Pero a veces relevancia y espectáculo se confunden. Y es que la tragedia de Japón es sin duda la catástrofe natural con más difusión de la historia. La abundancia de medios audiovisuales del país nipón ha permitido recoger un número ingente de imágenes impactantes. Estas imágenes son fundamentales para ilustrar el suceso en  los medios, en especial en la televisión.
No obstante, muy a menudo las imágenes se emiten por un mero afán sensacionalista. Las grabaciones del tsunami arrastrando casas y coches se han convertido en un tópico del que ningún medio audiovisual puede ya escapar. A tal punto ha llegado esto que, en las emisiones del programa matinal del canal 24h, una ventanita en la parte inferior de la pantalla nos muestra la emisión del canal de televisión público japonés NHK, que al parecer se dedica a mostrar imágenes de la tragedia a todas horas.
No digo con esta crítica que no deba informarse asiduamente de sucesos como el de Japón. Solamente pongo de manifiesto que a veces la necesidad de ilustrar una noticia se convierte en una excusa para la reiteración de imágenes impactantes aunque no sean realmente pertinentes.

Telecinqueo II: TDP

Tras introducir en el post anterior qué es el término “telecinquear” y uno de sus ejemplos por parte de la “cadena amiga”, me parece injusto detener aquí mi análisis sobre la mala praxis televisiva. Porque, como ya comentaba, el “telecinqueo” no es un hecho exclusivo de una cadena, sino que afecta a todas.
El pasado miércoles, mientras veía la retransmisión de Teledeporte del torneo de tenis de Indian Wells, observé un ejemplo más sutil de “telecinqueo”. Mientras los comentaristas se encontraban en el plató hablando sobre el torneo, a Xavi Díaz se le debió de olvidar que tenía el micrófono abierto y se le oyó susurrar: “Djokovic es mejor para la audiencia, ¿no?” El comentarista estaba opinando acerca de la elección del partido a retransmitir por la cadena, ya que había varios simultáneamente y no podían cubrirlos todos. Y todo esto sucedió durante la retransmisión en directo de un partido (Berdych-Wawrinka), en el que por cierto se vio un gran tenis y tuvo mucha emoción.
Con ejemplos como este no es difícil adivinar que incluso a unos grandes profesionales como los que retransmiten el tenis en TDP no les interesa tanto la calidad del tenis ofrecido sino la audiencia que consiguen.

viernes, 18 de marzo de 2011

Verbo "telecinquear"

Desde el entorno universitario el léxico castellano castellano ha visto la incorporación de un nuevo término. Para referirse a la mala praxis en los informativos y concretamente a la exageración y dramatización de noticias aparentemente banales nace un nuevo vocablo: el verbo telecinquear. Es un gran momento para la lengua española.

Esta expresión nació de las prácticas indcentes de la cadena de Fuencarral. Pero, como todo lo malo, se ha acabado extendiendo y el resto de cadenas se ha contagiado, en mayor o menor medida. La aplicación más corriente del telecinqueo es la exageración, porque todo, si se exagera, se convierte en noticia. 

El lunes, un informativo de Tele5 dio una clase magistral sobre cómo inventar noticias de donde no las hay. El presentador del espacio, a la maniera de Pedro Piqueras y su tremendismo, anunciaba el inminente vídeo como "el tren más peligroso del mundo". En el vídeo podíamos ver un mercado tailandés levantado sobre las vías del tren. Evidentemente, cada vez que pasaba un tren, los tenderos retiraban sus puestos y tanto vendedores como clientes se retiraban al paso del tren. Este hecho le sirvió al programa para rellenar valiosos minutos y sacar las cosas de quicio.


Las imágenes son impactantes, sí. Pero está más que claro que exceden el límite entre la información y espectáculo. Claro ejemplo de telecinqueo.

Aún queda esperanza: Ana Pastor en "Los desayunos de TVE"

"El periodismo está en crisis". Esta coletilla se oye tanto, desde cualquier ámbito de la sociedad, que ya no parece necesario especificar quién la difunde ni por qué motivo, ni siquiera si es cierta o no. Es cierto que sería cínico afirmar que, con una elevada tasa de paro, la situación del periodismo es óptima. Y si sólo el paro fuese el problema, no sería para tanto. La mala praxis de incontables periodistas en los medios es un hecho conocido por todos; pero la televisión se lleva la palma en esta clasificación. La creciente proliferación de programas de prensa rosa (no hay más que ver las audiencias de "Sálvame") y las actuaciones de algunos periodistas y tertulianos políticos (véase, Salvador Sostres en Telemadrid o Eduardo García Serrano en Intereconomía) han puesto en cuestión el periodismo televisivo.

Pero a veces todas estas críticas, no sin cierto fundamento, caen por su propio peso ante auténticos hitos del periodismo televisivo moderno. Sin ir más lejos, el pasado 15 de marzo, Ana Pastor entrevistó nada más y nada menos que al presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, una de las pocas entrevista que el líder persa ha concedido a medios occidentales. La joven periodista realizó todo un alarde de profesionalidad periodística: acosó constantemente al dirigente iraní con preguntas incisivas sobre los temas más controvertidos de su gobierno. Y lo hizo con una profesionalidad y un valor dignos de reconocimiento.

Pastor, por exigencias de su anfitrión, acudió a la cita con un velo tapándole el pelo. Un velo colorido y pretendidamente descolocado para llamar la atención sobre la excepcionalidad de la entrevista, que radica en lo despótico y autoritario del entrevistado y en lo estrictamente machista de aquella sociedad. Un velo que causó polémica también en otro sentido ya que a la periodista se le cayó sobre los hombros durante la entrevista dejando a la vista su cabello y no se molestó en volvérselo a colocar. ¿Casualidad o gesto de rebeldía?


La entrevista fue emitida en el programa "Los desayunos de TVE", en la televisión pública. Este programa emite habitualmente entrevistas a personalidades importantes en el mundo de la política, tanto nacional como internacional, desde Cayo Lara hasta Shimon Peres. Tanto con este programa como con sus informativos, sin olvidar "Informe semanal", la cadena pública consigue desmarcarse considerablemente del lastre periodístico que suponen otros de sus espacios como "España directo" y "Gente". Y la audiencia, espoleada por la ausencia de publicidad, parece apoyar la propuesta. 

Y no es Ana Pastor la única exponente del periodismo televisivo de calidad: desde Mamen Mendizábal hasta Silvia Intxaurrondo, pasando por Marta Reyero o José Ángel Abad. Y me dejo muchos más por el camino. Esperemos que este sea el punto de inflexión de un cambio en el mundo del periodismo televisivo y que los malos augurios se acaben dejando atrás.

miércoles, 16 de marzo de 2011

CNN+: una mirada atrás

Antes de comenzar analizando la programación actual, me gustaría volver la vista atrás para comenzar este blog hablando sobre un canal de televisión ya desaparecido: CNN+.


De todos es sabido que con la fusión (absorción según algunos) de Tele5 y Cuatro dio lugar al cese de emisiones de CNN+, junto con el canal 24h de TVE el único canal de televisión de información durante todo el día. Y con la fusión, el futuro de los trabajadores de la empresa se puso en serio peligro. Tal fue la preocupación de los trabajadores que llegaron a manifestarse frente a la sede de PRISA en Madrid el mismo día del cese de emisiones, el 28 de diciembre del año pasado.
Con el cierre de la cadena, la plantilla de periodistas de CNN+ al completo fue trasladada a los servicios informativos de Cuatro y su situación quedó en el aire, hasta hace unos días, cuando Tele5 aprobó un ERE que afectó a 107 trabajadores, de los cuales 53 pertenecían a CNN+ y el resto a Cuatro. Y todo esto sin contar a los trabajadores que escogieron el despido voluntario por miedo a recibir una indemnización menor. De esta manera, de la plantilla de 366 personas de Cuatro y CNN+, 169 han sido despedidos o se han visto obligados a marcharse.
Pero más allá de todas estas cifras tan reveladoras están las personas. Periodistas que realizaban una labor informativa muy competente y que han perdido su puesto de trabajo. Y eso, al igual que el cierre de un medio, siempre será una desgracia, en especial para la libertad de expresión.

Un primer paso...


Está claro que ver la televisión es un acto edificante. Y no me refiero con esto a que la programación sea educativa o social; nada más lejos. Lo que sucede es que es un termómetro social como pocos. A través de los contenidos de la parrilla y de sus audiencias se nos muestra cómo es la población y sus gustos de forma mucho más fidedigna que cualquier encuesta. Por ello, tenemos frente a nosotros un suculento objeto de análisis del que, desde este blog, iremos desmenuzando a partir de sus formatos más representativos: ficción e información.
Y para entender mejor la televisión nada como la Red, donde las voces de los espectadores tienen al fin voz. Y para todos aquellos espectadores que no sólo buscan entretenimiento en la televisión surge este espacio. Un hueco necesario que ofrece un análisis del medio televisivo alejado de cualquier arbitrariedad o amarillismo.
Buenas noches y buena suerte.